Eras el último recurso la última esperanza de un encuentro superior. Flacuchento y enjuto cual Quijote contemporáneo. Y a mi que nunca me gustaron los enjutos.
En otros tiempos me preocupaban el mundo que nos rodea y todas las circunstancias exteriores, de qué manera influían en las personas, y
cómo las personas influían en ellas.
Ahora me interesa, cada vez más,
aquél que entra en su casa, cierra la puerta y se queda solo consigo
mismo.
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