Oigo gritos encerrados en silencios. Oigo gritos de bocas cerradas de corazones exigidos. Oigo el silencio que me grita, grita, grita. Y me pregunto si se habrá muerto alguien, si habrá un niño enfermo, o un perro herido.
En otros tiempos me preocupaban el mundo que nos rodea y todas las circunstancias exteriores, de qué manera influían en las personas, y
cómo las personas influían en ellas.
Ahora me interesa, cada vez más,
aquél que entra en su casa, cierra la puerta y se queda solo consigo
mismo.
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