sábado, septiembre 12, 2009

No decir


Terminando el sorbo de su cuarta copa de vino, con los labios violeta, y sin preámbulos.
Qué quieres?
Preguntó Ismael.

Silencio.

Nina intentaba concentrarse en la respuesta, en algo más bien cotidiano y despojado de grandes ideas, sin embargo no podía dejar de pensar en hace cuánto no oía un simple qué quieres.

Podría haber dicho:
Un viaje alrededor de los cinco continentes.
Un Land Rover año 2010.
Una casa en la ciudad, otra en la playa y un departamento en Lexington con la 54.
Hacer la película pendiente y añorada.
Resucitar a Kieslowski y pasar con Kristof, una temporada en sus campos polacos.
Meterse a la cama con Chris Martin.
Una sala de cine privada.
Una biblioteca de 8 metros de largo por 2 de alto. (con libros por supuesto)
Que se termine el hambre en el mundo.
Que vivamos en una sociedad más ética, justa y delicada.
Que …..
Que …..
Que….

Y así hasta el infinitos ques, desde lo más frívolo a lo más profundo, podría haber argumentado mirándolo a los ojos sin un ápice de pudor.

No se , bueno, nada especial, si…
x x x x x x palabras sin sentido contestó Nina.

Que me des un beso

Fue lo que no alcanzó, no se permitió contestar.
En el espacio de lo no dicho, en ese inmenso mundo oculto, privado y aterrador

Que me des un beso

Su respuesta, la única real, honesta y sin articulación verbal posible.

Que me des un beso.

Se quedó allí, en el a veces, sin sentido de lo no dicho.